En las películas de la España franquista se escenificaba la mala conciencia que existía por las desigualdades a través de invitar a un pobre a cenar en tu casa, con nuestra familia. Ahora, que somos más modernos, montamos campañas solidarias de Navidad, con famosas y famosos, Oenegés y oenejás, visitas a hospitales, campeonatos de fútbol..., de forma que "contribuyendo" a una buena causa ya no hace falta que nos llevemos a un pobre maloliente y poco educado al chalet adosado, a la "urba". Todo es más aséptico. Cada uno en su sitio, como debe ser. Como siempre ha sido... aunque sea Navidad.
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