lunes, 27 de julio de 2009

“Necesitamos más familias que quieran acoger niños”


La llegada de un nuevo miembro a una familia siempre es motivo de alegría. Algunas, sin embargo, se ven obligadas por su situación a separarse de sus hijos y darlos en acogida hasta que sus circunstancias particulares les permitan recuperarlos. Desde que los servicios sociales deciden que es mejor para un menor abandonar el hogar familiar, éste entra a formar parte de una red de acogida que le llevará a una residencia o con una familia —propia o ajena— según las necesidades.
La Junta de Comunidades tiene en la provincia de Cuenca siete residencias de acogida de menores con 88 plazas conveniadas de diferentes tipos —primera acogida, media estancia y larga estancia—, explica la responsable del Servicio de Salud, Cristina Notario. Además, actualmente hay 56 menores en acogimiento familiar y diecinueve susceptibles de ir a un hogar... para los que por el momento no se ha encontrado familia. Y es que el número de familias que se deciden a tener a un menor en acogida es más bajo que el número de niños y niñas que necesitan unos padres de acogida para superar su situación.
“El número de niños que necesitan una familia de acogida ha subido, pero es normal —cuenta Cristina Notario— porque hasta hace muy poco todo era acogimiento residencial”. El programa de acogimiento familiar lleva en funcionamiento desde 2003 y es “un programa menos conocido”. Notario destaca que, a pesar de ello, ya hay familias que lo están realizando “y que reciben una importante satisfacción personal”
Acogimiento familiar
Cuando los técnicos responsables del programa determinan que lo mejor para un menor es que vaya a una familia, lo primero que se valora es si pueden acogerlo familiares directos que hayan estado antes en contacto con él y tengan capacidad para tenerlo en casa. Es lo que se llama “familia extensa” y es el principal grupo de acogimiento familiar, detalla notario. De los 56 menores en acogimiento familiar que hay en Cuenca en la actualidad, 41 están con familia extensa.
Los otros quince se encuentran en familias totalmente ajenas a la suya. Son precisamente éstas las más escasas y difíciles de encontrar, de ahí que los técnicos del programa procuren cuidarlas mucho. “Las familias de acogida tienen ayudas económicas específicas para que el menor no sea una carga en este sentido, se pueden acoger a otras del Estado como familias numerosas, prestación por hijo a cargo o baja maternal si la acogida excede el año... Y les ayudamos en lo que podemos” asegura.
Un proceso complejo
De todos modo, el objetivo principal cuando un menor tiene que ser separado de sus padres es “que vuelva con su familia biológica”. Quizá el hecho de saber que el acogimiento es temporal es una de las cosas que más echan para atrás a las familias a la hora de apuntarse al programa. Cualquier familia puede acoger y, antes de entrar a formar parte de una bolsa regional, los futuros padres de acogida pasan por un periodo de formación. Algunos se echan atrás, la mayoría no.
“Acoger es un acto altruísta, de generosidad. De querer darte a ese menor que lo necesita” considera Notario. Pero el proceso es complejo, reconoce. “Aquí no es cosa de dos y dos son cuatro” asegura. Cada caso es diferente, por eso “el tiempo que se tarda en encontrar una familia de acogida, por ejemplo, no es un dato relevante”. Además de que no todos los menores pasan necesariamente a una familia de acogida. Lo que sí es cierto es que hay diecinueve actualmente que la necesitan. Por eso, desde el programa hacen un llamamiento a las familias conquenses, para que se animen.
Publicado en El Día de Cuenca del lunes 27 de Julio de 2009, por Berta López

1 comentario:

susana dijo...

felicitaciones pr el articulo soy una estudiante de trabajo social saludos cordiales desde lima peru