'Muchos conflictos se resuelven con trabajo social, no con violencia''
Publicado por informador.com (Guadalajara, Jalisco) el 12 de febrero de 2012
PERFIL
La trabajadora social
Marisela Gómez Cobos estudió Derecho y Trabajo Social. Actualmente cursa el quinto semestre de la Licenciatura en Seguridad Ciudadana, en la Universidad de Guadalajara. Ha estudiado diplomados en criminología, recursos humanos, seguridad pública.
También ha sido directora de la Cárcel de Mujeres de la Penitenciaría de Oblatos, del Centro de Readaptación Social del Estado de Jalisco, de Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Guadalajara, de la Dirección General de Prevención y Readaptación Social del Estado de Jalisco; de Quejas y Atención Ciudadana y de Supervisión y Procesos y Amparos, en la PGR; de Trabajo Social de la Secretaría de Educación Jalisco, de Desarrollo Social en Zapopan y actualmente está a cargo de Seguridad Pública de Tlajomulco de Zúñiga, después de que el anterior titular, Gregorio Martínez Meza, se incorporó a la precampaña de Enrique Alfaro, quien busca la candidatura para la gubernatura por las izquierdas de Jalisco.
La trabajadora social
Marisela Gómez Cobos estudió Derecho y Trabajo Social. Actualmente cursa el quinto semestre de la Licenciatura en Seguridad Ciudadana, en la Universidad de Guadalajara. Ha estudiado diplomados en criminología, recursos humanos, seguridad pública.
También ha sido directora de la Cárcel de Mujeres de la Penitenciaría de Oblatos, del Centro de Readaptación Social del Estado de Jalisco, de Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Guadalajara, de la Dirección General de Prevención y Readaptación Social del Estado de Jalisco; de Quejas y Atención Ciudadana y de Supervisión y Procesos y Amparos, en la PGR; de Trabajo Social de la Secretaría de Educación Jalisco, de Desarrollo Social en Zapopan y actualmente está a cargo de Seguridad Pública de Tlajomulco de Zúñiga, después de que el anterior titular, Gregorio Martínez Meza, se incorporó a la precampaña de Enrique Alfaro, quien busca la candidatura para la gubernatura por las izquierdas de Jalisco.
TLAJOMULCO DE ZÚÑIGA, JALISCO (12/FEB/2012).- Es la hora de la comida, pero Marisela Gómez Cobos sigue en una reunión para revisar cada uno de los perfiles de los 600 policías que tiene bajo su batuta en Tlajomulco: si tienen buena conducta, no hay quejas, no han sido suspendidos, entre otras cosas, pueden lograr un ascenso de grado.
En la comisión participan académicos, altos mandos de la corporación y Gómez Cobos, quien está por cumplir un mes como titular de la corporación policial. Se encuentran en un edificio pequeño (en tan sólo dos pisos están los separos y las oficinas administrativas), resguardado por policías que vigilan atrás de trincheras.
Han pasado 30 minutos de la hora acordada. La nueva titular de Seguridad de Tlajomulco asoma por la puerta, le habla a uno de los policías:
—¡Ven, Juan! ¿Qué me puedes decir de zutano?.
—Es muy conflictivo, a veces tiene problemas con los compañeros, trae broncas personales… Es difícil desde que entró.
—¿Es el que chocó hace poco?.
—Sí, es él.
—Gracias.
Ella regresa a la junta, entre todos revisan documentos y proyecciones plasmados sobre la pared. Minutos después sale y pide disculpas por la tardanza: no podía dejar inconclusa la comisión en la que revisan todos los perfiles. Sigue sin comer, pero cumple con su agenda al dar la entrevista. Su oficina es pequeña, tiene una foto de Enrique Alfaro a la entrada, medicina, unas galletas de avena chocolate y cajas y cajas de archivo de detenciones y liberaciones de años anteriores.
Sí, es la primera mujer que dirige una corporación policial en Jalisco, pero para ella la seguridad pública es un tema añejo. En 1979 entró a trabajar a la penal de Oblatos (después de la fuga de 1977 y en un tiempo en el que aún había presos políticos acusados de participar en la guerrilla) y, de ahí en adelante, tuvo cargos importantes —incluso como directora— en los centros de readaptación social, en el área de quejas de la Procuraduría General de la República, en los ayuntamientos de Guadalajara y Zapopan (en este cargo fue cuestionada como directora de Desarrollo Social por su propuesta de reubicar a la gente de Nextipac en cinco hectáreas del Bosque El Nixticuil, de lo cual Gómez Cobos dice que sólo fue responsable del empadronamiento de los afectados y no del tema de urbanización del área natural protegida), entre otros.
Por cómo dialoga con los elementos policíacos, por su visión en el tema de seguridad, por su rigurosidad con ella misma (nunca acepta nada de nadie ni sale a comer, por medida de seguridad) y por su trayectoria en reclusorios, se transmite la sensación de que con ella, se alinean, aunque no siempre a todos les guste.
Por ejemplo, cuando estuvo en la dirección de Quejas de la Procuraduría General de la República, fue muy cuestionada por elementos policiacos a los que se les abría proceso y a quienes poco les simpatizaba que una mujer —que además tenía trabajo de oficina y no de campo— los señalara por irregularidades.
Durante la charla, la interrumpen en distintas ocasiones para notificarle de cual o tal cosa. Como, por ejemplo, de una madre que fue detenida porque golpeaba a su hijo con un tubo de metal y le ponía chile en todo el cuerpo como castigo por su mala conducta. Marisela Gómez Cobos le da instrucciones, se va el policía, y ella acota: “Si supieran cuánta cosa ve uno por acá. Hace unos días encontraron a una niña de 12 años que su mamá la prostituía… y la señora nos decía que no quitáramos a la hija de la calle, porque de eso se mantenían… Entonces, hay situaciones muy delicadas que tenemos que atender todos los días”.
La pregunta típica con la que se enfrenta es si considera que debe haber más mandos femeninos en las corporaciones policiacas para evitar la corrupción. Desde su visión es un asunto de habilidades y no de género. Pero ella, sin duda, tiene una manera de evitar que le quieran pedir favores: no acepta ni un solo regalo —ni siquiera una invitación a comer— y le pide a sus elementos que sólo acepten vasos de agua.
Y aunque en Tlajomulco han logrado bajarse los índices de delincuencia, el objetivo de la jalisciense es que la percepción mejore y atender los delitos con mayor incidencia: robo a casa habitación y a vehículo.
— ¿Por qué le gustó trabajar en el área de seguridad pública?
— Es bonito de trabajar, es muy interesante. Tenemos que saber mucho de conductas humanas y creo que la gente que trabaja aquí ya traemos un perfil.
— ¿Ha sido difícil como mujer en este tipo de cargos?
— Pues sí, creo que sí ha sido difícil. Cuando llegué a reclusorios, recuerdo que decían: “¿Por qué una mujer?”. Pero pienso que esto es un asunto de capacidades y de experiencia. Vas haciéndola en el área y vas marcando tu ruta, ¿verdad? Hay gente que piensa que es trabajo de hombres, pero no, es de capacidades.
— ¿Qué aprendió en los penales? ¿Qué habilidades se requieren para este tipo de cargos?
— De entrada se tienen que conocer las conductas humanas. Sobre todo en reclusorios, aprendes de la gente, del personal, de la gente detenida en los reclusorios. Hay muchos que están por delitos no graves o de bajo impacto, que es la mayoría, y dentro de las instituciones también puedes ver los cambios en las personas que por algún motivo han cometido algún delito. Eso es un aspecto bonito, ver que luchan por estudiar, trabajar, reintegrarse, que he comprobado a lo largo de estos años y que es la recompensa de este trabajo.
— ¿En qué sector ha habido más resistencia por ser mujer?
— Lo sentí cuando estuve en Quejas de la PGR, porque era una dirección de manejo interno, donde las quejas y denuncias eran contra los mismos empleados de la Procuraduría, y había mucha resistencia. “¿Cómo es posible que un ciudadano se queje y tú me instauras procedimiento?” Me decían. Y pues sí era de riesgo el trabajo. Pero también ahí sentí que pude lograr mi meta, porque fue una dirección difícil.
— ¿Qué riesgos podía haber?
— Ellos decían: “Yo soy comandante fulano, ¿sí me conoce? Yo detuve a tal persona e hice esto”. O: “¿quién eres tú para abrirme investigación, si tú estás ahí sentada y yo ando en la calle?”.
— ¿Cómo era el panorama de los internos de los años setenta y cómo es ahora?
— Creo que los mismos tiempos han dado los cambios. Antes había menos incidencia en los niños y jóvenes, como que la sociedad los protegía más de que no llegaran a este tipo de violencia o a los vicios. Y ahora cada vez vemos más niños, la edad ha bajado muchísimo.
— ¿Qué fue lo más difícil en los centros de readaptación?
— Iniciar la regularización de las visitas, porque antes entraban con una credencial, muy fácil. Así que tuvimos que armar los expedientes de los internos, ver quiénes eran sus familias y quiénes podían pasar y quiénes no.
— ¿Qué medidas se deben tomar en una corporación policiaca que antes no?
— Debe haber medidas más estrictas. Y en esto influye mucho la conducta, ¿verdad? Como no mezclarte, sólo hacer tu trabajo y no meterte donde no debes, es fundamental.
— ¿Alguna vez recibió amenaza o alguna propuesta de algún grupo?
— Nunca la he recibido, tal vez por ser mujer los mantiene distantes. Creo que de alguna manera uno intuye que alguien se quiere acercar, pero soy alguien que vivo mi vida muy tranquila. De mi casa al trabajo y poco salgo a eventos. Me preguntan que si no me aburro en la oficina, y pues a lo mejor sí, pero prefiero estar aquí, por muchas razones. En este trabajo es mejor comer aquí, o sea no ando saliendo nunca. Todas esas cosas tal vez te mantienen al margen, y no acepto regalos, nada.
— Hay gente que cree que las mujeres pueden ser más honestas, ¿coincide?
— A lo mejor es el imaginario pero, si por ejemplo, me traen algún regalo, lo regreso, aunque les dé risa. Y eso ayuda. A lo mejor hay alguien en la corporación que anda en malos pasos, no lo sabemos, pero por eso tenemos denuncias anónimas (hay una comisión de honor y justicia que valora las quejas), para investigar de inmediato, porque yo no meto las manos al fuego por nadie.
— ¿Es distinta su visión de la seguridad por ser trabajadora social?
— Es muy distinta la visión, porque muchos conflictos se resuelven con trabajo social, no con violencia. Por otro lado, le pido a mi gente que traten bien al ciudadano. Les insisto a los comandantes que traten a su gente como quieren que los traten, que vayan bajando esta actitud, para que ellos a la vez lo transmitan a la gente. Tenemos que ser disciplinados, estrictos, pero eso no debe quitarnos la cordialidad. Transmitir una orden no debe ser con gritos ni con nada. Es dar la orden y que se cumpla.
— Y de la estrategia nacional, ¿qué opina?
— Fueron muchos los detonantes, pero creo que seguiríamos apoyando las actividades de prevención del delito, daríamos una ampliación para esto, porque tenemos ya que trabajar hasta con niños de kínder, ya ni siquiera de primaria.
FRASES
"Me preguntan: ¿Qué haces ahí? (en la corporación), y yo les digo que me pregunto lo mismo de la gente que se dedica a otras profesiones"
"Hay gente que está en más riesgo de caer en otros delitos más graves, por una serie de circunstancias económicas, sociales, culturales, de educación"
Marisela Gómez Cobos,
directora de la Policía de Tlajomulco.
—¡Ven, Juan! ¿Qué me puedes decir de zutano?.
—Es muy conflictivo, a veces tiene problemas con los compañeros, trae broncas personales… Es difícil desde que entró.
—¿Es el que chocó hace poco?.
—Sí, es él.
—Gracias.
Ella regresa a la junta, entre todos revisan documentos y proyecciones plasmados sobre la pared. Minutos después sale y pide disculpas por la tardanza: no podía dejar inconclusa la comisión en la que revisan todos los perfiles. Sigue sin comer, pero cumple con su agenda al dar la entrevista. Su oficina es pequeña, tiene una foto de Enrique Alfaro a la entrada, medicina, unas galletas de avena chocolate y cajas y cajas de archivo de detenciones y liberaciones de años anteriores.
Sí, es la primera mujer que dirige una corporación policial en Jalisco, pero para ella la seguridad pública es un tema añejo. En 1979 entró a trabajar a la penal de Oblatos (después de la fuga de 1977 y en un tiempo en el que aún había presos políticos acusados de participar en la guerrilla) y, de ahí en adelante, tuvo cargos importantes —incluso como directora— en los centros de readaptación social, en el área de quejas de la Procuraduría General de la República, en los ayuntamientos de Guadalajara y Zapopan (en este cargo fue cuestionada como directora de Desarrollo Social por su propuesta de reubicar a la gente de Nextipac en cinco hectáreas del Bosque El Nixticuil, de lo cual Gómez Cobos dice que sólo fue responsable del empadronamiento de los afectados y no del tema de urbanización del área natural protegida), entre otros.
Por cómo dialoga con los elementos policíacos, por su visión en el tema de seguridad, por su rigurosidad con ella misma (nunca acepta nada de nadie ni sale a comer, por medida de seguridad) y por su trayectoria en reclusorios, se transmite la sensación de que con ella, se alinean, aunque no siempre a todos les guste.
Por ejemplo, cuando estuvo en la dirección de Quejas de la Procuraduría General de la República, fue muy cuestionada por elementos policiacos a los que se les abría proceso y a quienes poco les simpatizaba que una mujer —que además tenía trabajo de oficina y no de campo— los señalara por irregularidades.
Durante la charla, la interrumpen en distintas ocasiones para notificarle de cual o tal cosa. Como, por ejemplo, de una madre que fue detenida porque golpeaba a su hijo con un tubo de metal y le ponía chile en todo el cuerpo como castigo por su mala conducta. Marisela Gómez Cobos le da instrucciones, se va el policía, y ella acota: “Si supieran cuánta cosa ve uno por acá. Hace unos días encontraron a una niña de 12 años que su mamá la prostituía… y la señora nos decía que no quitáramos a la hija de la calle, porque de eso se mantenían… Entonces, hay situaciones muy delicadas que tenemos que atender todos los días”.
La pregunta típica con la que se enfrenta es si considera que debe haber más mandos femeninos en las corporaciones policiacas para evitar la corrupción. Desde su visión es un asunto de habilidades y no de género. Pero ella, sin duda, tiene una manera de evitar que le quieran pedir favores: no acepta ni un solo regalo —ni siquiera una invitación a comer— y le pide a sus elementos que sólo acepten vasos de agua.
Y aunque en Tlajomulco han logrado bajarse los índices de delincuencia, el objetivo de la jalisciense es que la percepción mejore y atender los delitos con mayor incidencia: robo a casa habitación y a vehículo.
— ¿Por qué le gustó trabajar en el área de seguridad pública?
— Es bonito de trabajar, es muy interesante. Tenemos que saber mucho de conductas humanas y creo que la gente que trabaja aquí ya traemos un perfil.
— ¿Ha sido difícil como mujer en este tipo de cargos?
— Pues sí, creo que sí ha sido difícil. Cuando llegué a reclusorios, recuerdo que decían: “¿Por qué una mujer?”. Pero pienso que esto es un asunto de capacidades y de experiencia. Vas haciéndola en el área y vas marcando tu ruta, ¿verdad? Hay gente que piensa que es trabajo de hombres, pero no, es de capacidades.
— ¿Qué aprendió en los penales? ¿Qué habilidades se requieren para este tipo de cargos?
— De entrada se tienen que conocer las conductas humanas. Sobre todo en reclusorios, aprendes de la gente, del personal, de la gente detenida en los reclusorios. Hay muchos que están por delitos no graves o de bajo impacto, que es la mayoría, y dentro de las instituciones también puedes ver los cambios en las personas que por algún motivo han cometido algún delito. Eso es un aspecto bonito, ver que luchan por estudiar, trabajar, reintegrarse, que he comprobado a lo largo de estos años y que es la recompensa de este trabajo.
— ¿En qué sector ha habido más resistencia por ser mujer?
— Lo sentí cuando estuve en Quejas de la PGR, porque era una dirección de manejo interno, donde las quejas y denuncias eran contra los mismos empleados de la Procuraduría, y había mucha resistencia. “¿Cómo es posible que un ciudadano se queje y tú me instauras procedimiento?” Me decían. Y pues sí era de riesgo el trabajo. Pero también ahí sentí que pude lograr mi meta, porque fue una dirección difícil.
— ¿Qué riesgos podía haber?
— Ellos decían: “Yo soy comandante fulano, ¿sí me conoce? Yo detuve a tal persona e hice esto”. O: “¿quién eres tú para abrirme investigación, si tú estás ahí sentada y yo ando en la calle?”.
— ¿Cómo era el panorama de los internos de los años setenta y cómo es ahora?
— Creo que los mismos tiempos han dado los cambios. Antes había menos incidencia en los niños y jóvenes, como que la sociedad los protegía más de que no llegaran a este tipo de violencia o a los vicios. Y ahora cada vez vemos más niños, la edad ha bajado muchísimo.
— ¿Qué fue lo más difícil en los centros de readaptación?
— Iniciar la regularización de las visitas, porque antes entraban con una credencial, muy fácil. Así que tuvimos que armar los expedientes de los internos, ver quiénes eran sus familias y quiénes podían pasar y quiénes no.
— ¿Qué medidas se deben tomar en una corporación policiaca que antes no?
— Debe haber medidas más estrictas. Y en esto influye mucho la conducta, ¿verdad? Como no mezclarte, sólo hacer tu trabajo y no meterte donde no debes, es fundamental.
— ¿Alguna vez recibió amenaza o alguna propuesta de algún grupo?
— Nunca la he recibido, tal vez por ser mujer los mantiene distantes. Creo que de alguna manera uno intuye que alguien se quiere acercar, pero soy alguien que vivo mi vida muy tranquila. De mi casa al trabajo y poco salgo a eventos. Me preguntan que si no me aburro en la oficina, y pues a lo mejor sí, pero prefiero estar aquí, por muchas razones. En este trabajo es mejor comer aquí, o sea no ando saliendo nunca. Todas esas cosas tal vez te mantienen al margen, y no acepto regalos, nada.
— Hay gente que cree que las mujeres pueden ser más honestas, ¿coincide?
— A lo mejor es el imaginario pero, si por ejemplo, me traen algún regalo, lo regreso, aunque les dé risa. Y eso ayuda. A lo mejor hay alguien en la corporación que anda en malos pasos, no lo sabemos, pero por eso tenemos denuncias anónimas (hay una comisión de honor y justicia que valora las quejas), para investigar de inmediato, porque yo no meto las manos al fuego por nadie.
— ¿Es distinta su visión de la seguridad por ser trabajadora social?
— Es muy distinta la visión, porque muchos conflictos se resuelven con trabajo social, no con violencia. Por otro lado, le pido a mi gente que traten bien al ciudadano. Les insisto a los comandantes que traten a su gente como quieren que los traten, que vayan bajando esta actitud, para que ellos a la vez lo transmitan a la gente. Tenemos que ser disciplinados, estrictos, pero eso no debe quitarnos la cordialidad. Transmitir una orden no debe ser con gritos ni con nada. Es dar la orden y que se cumpla.
— Y de la estrategia nacional, ¿qué opina?
— Fueron muchos los detonantes, pero creo que seguiríamos apoyando las actividades de prevención del delito, daríamos una ampliación para esto, porque tenemos ya que trabajar hasta con niños de kínder, ya ni siquiera de primaria.
FRASES
"Me preguntan: ¿Qué haces ahí? (en la corporación), y yo les digo que me pregunto lo mismo de la gente que se dedica a otras profesiones"
"Hay gente que está en más riesgo de caer en otros delitos más graves, por una serie de circunstancias económicas, sociales, culturales, de educación"
Marisela Gómez Cobos,
directora de la Policía de Tlajomulco.
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