Casi
todo lo que nos han contado sobre la adicción es falso; hay una historia
diferente a punto de ser contada, si es que estamos dispuestos a escucharla, afirma
Johann Hari, autor del libro 'Chasing The Scream: The
First and Last Days of the War on Drugs'.
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En la
segunda parte del experimento, el profesor construyó un parque para ratas (Rat
Park). Se trataba de una jaula de diversión con varios roedores, la mejor
comida para estos animales, pelotas de colores y multitud de túneles. En
resumidas cuentas, un lugar donde una rata tendría todo lo que pudiese desear. El
profesor Alexander quería saber qué pasaría.
Todas las ratas probaron el agua porque no sabían lo que tenía, pero el resultado fue sorprendente. Los resultados nos muestran que las ratas consumían menos de ¼ del agua manipulada con cocaína o heroína que consumían cuando estaban aisladas, y en ningún caso llegaban a consumir esta agua hasta la muerte.
Mientras que las ratas que estaban solas e infelices se
hicieron adictas, no le ocurrió lo mismo a ninguna de las que vivía en un
entorno feliz.
Todas las ratas probaron el agua porque no sabían lo que tenía, pero el resultado fue sorprendente. Los resultados nos muestran que las ratas consumían menos de ¼ del agua manipulada con cocaína o heroína que consumían cuando estaban aisladas, y en ningún caso llegaban a consumir esta agua hasta la muerte.
Este
experimento es un reflejo de la realidad, traduciéndose como un riesgo para el
individuo aislado, que al no encontrar otra salida en su sociedad opta por el
consumo de estas sustancias, mientras que con el apoyo de una red social y un
entorno apropiado estas adicciones son menos frecuentes.
Al principio se pensó que era sólo una particularidad de las ratas, hasta que Hari se da cuenta de que
al mismo tiempo estaba teniendo lugar un experimento equivalente en humanos. Se
llamaba la Guerra de Vietnam. Hari recuerda que la revista Time informó
de que el consumo de heroína era "tan común como mascar chicle" entre
los soldados estadounidenses, y hay evidencias claras que lo respaldan: un 20%
de los soldados estadounidenses había desarrollado adicción a la heroína allí,
según un estudio publicado en los Archivos de Psiquiatría General.
Muchas personas estaban comprensiblemente aterradas; creían que un gran número
de adictos volvería a casa cuando terminara la guerra.
No obstante, un 95% de los soldados adictos -de acuerdo con el mismo estudio- dejó las drogas. Muy pocos se sometieron a rehabilitación. Pasaron de una terrorífica jaula a un lugar agradable, por lo que ya no querían tomar drogas.
No obstante, un 95% de los soldados adictos -de acuerdo con el mismo estudio- dejó las drogas. Muy pocos se sometieron a rehabilitación. Pasaron de una terrorífica jaula a un lugar agradable, por lo que ya no querían tomar drogas.
El profesor Alexander defiende que
este descubrimiento es un profundo reto tanto para la visión de derechas de que
la adicción es un fracaso moral debido a los excesos hedonistas, como para la
visión liberal de que la enfermedad es una enfermedad que tiene lugar en un
cerebro químicamente secuestrado. De hecho, defiende que la adicción es una adaptación. No eres tú. Es tu jaula.
Los adictos callejeros son como las ratas de la
primera jaula, aislados, solos, con una sola vía de escape a su disposición. El
paciente médico que toma drogas por una cuestión puntual, es como las ratas de
la segunda jaula. Vuelve a casa a una vida rodeada por la gente que ama. La
droga es lo mismo, pero el entorno es diferente.
Esto nos da una visión que va mucho más allá de la necesidad de entender a los adictos. El profesor Peter Cohen defiende que los seres humanos tienen una necesidad profunda de apego y de crear vínculos. Es así como obtenemos satisfacción. Si no podemos conectar con las personas, conectaremos con cualquier cosa que encontremos, el zumbido de una ruleta o el pinchazo de una jeringuilla. Afirma que deberíamos dejar de hablar sobre "adicción" en general para empezar a llamarlo "apego". Un adicto a la heroína se ha adherido a ella porque no ha podido vincularse con otra cosa hasta ese punto.
Esto nos da una visión que va mucho más allá de la necesidad de entender a los adictos. El profesor Peter Cohen defiende que los seres humanos tienen una necesidad profunda de apego y de crear vínculos. Es así como obtenemos satisfacción. Si no podemos conectar con las personas, conectaremos con cualquier cosa que encontremos, el zumbido de una ruleta o el pinchazo de una jeringuilla. Afirma que deberíamos dejar de hablar sobre "adicción" en general para empezar a llamarlo "apego". Un adicto a la heroína se ha adherido a ella porque no ha podido vincularse con otra cosa hasta ese punto.
Por tanto, lo opuesto a la adicción no es la
sobriedad. Es la conexión humana. Hay alternativas
para dejar la adicción a las drogas. Se puede construir un sistema diseñado
para ayudar a los adictos a reconectar con el mundo y dejar atrás sus
adicciones.
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Cocaine Rat - Drug-Free América
"Una sola droga es tan adictiva que nueve de cada diez ratas de laboratorio la consumirán. Cada vez más. Hasta la muerte. Se llama cocaína. Y puede hacerte lo mismo a ti".
Fuente: El Huffingtonpost. 31/01/2015, por Jonathan Harri.
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